estábamos aburridas y de repente vimos una sombra gigantesca, giramos la cabeza y vimos un platillo volante, yo me froté los ojos y seguía ahí y Laura estaba con la boca abierta.
Alguien salió de la nave ¡era un extraterrestre! El extraterrestre era bajito y con una gran cabeza, que parecía que se tambaleaba por los lados. Parecía que venía en son de paz y nos hicimos sus amigas.
El extraterrestre decía que se llamaba Ábariam y que venía del planeta Blaker .
Se estaba haciendo de noche y sonó mi móvil, era mi madre diciéndome que volviera a casa cuanto antes. Pero antes de irme fuimos a ver una cosa dentro de la nave de Ábariam, era una clase de máquina que hacía las cosas más pequeñas. Yo no quería que se fuese Ábariam, así que lo encogimos y me lo llevé a mi casa.
Lo metí en mi vieja casa de muñecas, lo tenía todo, una piscina, un ascensor y un montón de complementos. Ábariam estaba muy triste porque echaba de menos a su familia. Fuimos a buscar su nave y nos dirigimos al planeta Blaker y buscamos a la familia de Ábariam, vimos a la madre y al padre de Ábariam y los pusimos encima de la máquina reductora, los hicimos pequeños.
Todos vivieron en la casita de muñecas muy felices y comieron perdices.
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